NO TRATAR EL TABAQUISMO EN PACIENTES EN RIESGO, ¿ES MALA PRAXIS?
Autores: GARCÍA, J.J1,2., GODOY, M.S1,2., NIEVAS ROMANO, M.dC1., NIEVAS ROMANO, V.S1.
- Fundación Centro del Corazón (CenCor), San Juan, Argentina
- Universidad Católica de Cuyo, San Juan, Argentina
e-mail: pjosejuangarcia@gmail.com
Índice
1. Introducción
2. ¿Qué es el Tabaquismo?
3. Tabaco y VIH
4. Tabaco y Mujer Embarazada
5. ¿Por qué no tratar al paciente no motivado?
6. Conclusión
Resumen
Es sabido que el tabaquismo es una enfermedad crónica, perteneciente al grupo de las adicciones. No tiene fronteras de edad, sexo, estratos sociales. Pero además, está el problema de personas que fuman y padecen de otras enfermedades. Es lo que pasamos revista brevemente en este artículo. Por ello estudiamos la cuestión del tabaco en pacientes con HIV, en mujeres que llevan adelante un embarazo y los pacientes tabáquicos no motivados a dejar el consumo. Consideramos sus consecuencias y finalmente sugerimos algunos caminos de solución. También nos preguntamos si el personal sanitario, cuando omite la intervención breve y no informa a sus pacientes de los riesgos, si no estaría cometiendo un acto de mala praxis médica.
Abstract
It is known that smoking is a chronic disease, belonging to the group of addictions. It has no borders of age, gender, or social strata. But there is also the problem of people who smoke and suffer from other diseases. This is what we briefly review in this article. For this reason, we study the question of tobacco in patients with HIV, in women who are carrying out a pregnancy and in tobacco patients who are not motivated to quit consumption. We consider its consequences and finally suggest some solution paths. We also wonder if the health personnel, when they omit the brief intervention and do not inform their patients of the risks, if they would not be committing an act of medical malpractice.
1. Introducción
El tabaquismo –como ya sabemos- es una enfermedad crónica sistémica perteneciente al grupo de las adicciones y está catalogada en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-V de la American Psychiatric Association[i]. La OMS la señala como enfermedad, adictiva y crónica, pandémica, que afecta a todos los grupos étnicos, y no tiene fronteras, ni limitaciones de edad, sexo, estrato sociocultural o religión.
Todos los estudiosos del tabaquismo coinciden en que más allá del simple acto de consumir tabaco, este constituye una enfermedad crónica, adictiva, pero que se puede prever. No somos hijos de un destino forzoso: ser adicto. La libertad humana no nació para ser esclava. Hace pocas semanas tuvo lugar la muerte de 23 jóvenes adictos con cocaína adulterada en Argentina. A ello se sumó la internación de 100 jóvenes más que habían consumido de la misma sustancia. La cocaína es ya un veneno, qué decir si además se vende adulterada? El daño a veces es irreversible.
2. ¿Qué es el Tabaquismo?
Se conoce que los factores genéticos contribuyen al uso del tabaco, con un grado de herencia equivalente a lo observado en otros desórdenes de abuso de substancias del orden del 50%. Alguno de estos riesgos es específico al tabaco, y es común la vulnerabilidad a desarrollar cualquier desorden. Suele iniciarse antes de los 18 años de edad y origina graves enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neoplásicas. “Treinta y ocho millones de niños entre los 13 y 15 años son el mundo, consumidores de tabaco, según datos de la OMS”[ii].
El Tabaquismo es la principal causa prevenible de muerte y discapacidad, y el principal agente medioambiental causante de enfermedad en los seres humanos. Las características de la personalidad, el ambiente y el ejemplo familiar, de los educadores y del grupo de amigos son de gran influencia para iniciarse en el consumo de tabaco. A todo esto, se añade el elevado poder de adicción que tiene la nicotina.
En el mundo existen más de 1.200 millones de individuos fumadores. Hacia el 2020, “el 22,3% de la población mundial consume tabaco; el 37, 5% de todos los hombres y el 7, 8 % de las mujeres”[iii]. La prevalencia de los fumadores difiere entre los distintos países y grupos de edad, así como en función del sexo y del nivel socioeconómico. En la actualidad se observa un crecimiento de la drogadicción en los países menos desarrollados y en las mujeres, así como un descenso en la edad de comienzo en el consumo de tabaco, como nos sugieren las estadísticas. Lo peor es que hay información pública de todo ello, y el hábito de fumar cigarrillos no disminuye.
3. Tabaco y VIH
Hacemos una referencia al interesante trabajo de Jonatan Konfino y Raúl Mejía y que sirve de gran ayuda en nuestra tarea[iv].
La efectividad del tratamiento antirretroviral altamente efectivo (HAART, del inglés highly active antiretroviral therapy) ha creado un nuevo paradigma en la enfermedad por VIH (11). Para la mayoría de los pacientes con VIH que reciben HAART, su cuadro ha pasado de una patología fatal a una enfermedad crónica tratable por lo cual el control de factores de riesgo como el tabaquismo es indispensable para evitar la enfermedad cardiovascular que es su principal causa de muerte. Considerando este cambio de paradigma, es necesario un abordaje médico integral que contemple el manejo de todos los aspectos de su salud, incluyendo la limitación de los factores de riesgo prevenibles, como es el consumo de tabaco. El objetivo de este trabajo fue revisar la evidencia científica disponible acerca de los efectos del tabaquismo sobre las personas que viven con VIH/sida y la consecuente importancia de que los infectólogos se involucren en el tratamiento de dicha adicción.
El tabaquismo aumenta el riesgo de padecer múltiples cánceres (pulmón, laringe, cavidad oral, leucemia, entre otros) como así también la probabilidad de sufrir enfermedad cardiovascular a través del aumento del riesgo de enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular, ateroesclerosis y aneurisma de aorta abdominal. A su vez, el HAART es responsable de distintas alteraciones metabólicas (dislipemia, aumento de la resistencia a la insulina entre otras) que determinarían una aumentada incidencia de enfermedades cardiovasculares en esta población como consecuencia de la multiplicación del riesgo de ambos factores. Además, los pacientes que viven con VIH/sida que fuman tienen mayor riesgo de desarrollar una variedad de enfermedades como ser: neumonías bacterianas y por neumocystis jiroveci, tuberculosis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, síntomas respiratorios, enfermedad coronaria, lesiones orales, cáncer de laringe y de pulmón
Los autores del mencionado artículo traen el dato de un reciente estudio que demostró que los pacientes con confección de VIH y el virus de hepatitis C que fuman tienen mayor carga viral de hepatitis C y peor evolución clínica (33). El mayor riesgo de sufrir dichas enfermedades sugiere que el consumo de tabaco podría disminuir la inmunidad y consecuentemente aumentar la vulnerabilidad a diferentes patógenos. Además, los fumadores VIH positivos tendrían peor respuesta viral e inmunológica al HAART, mayor riesgo de progresar a sida y más riesgo de morir.
Por otro lado la dependencia a la nicotina ha sido asociada a menor adherencia al tratamiento antirretroviral, especialmente cuando coexistía con el abuso de otra droga. Estos hallazgos sugieren que el consumo de tabaco en esta población representa un factor de riesgo único para su salud.
El silencio del médico respecto al consumo del tabaco aquí, constituiría un acto de mala praxis profesional.
4. Tabaco y Mujer Embarazada
En las mujeres en general, el riesgo de cardiopatía isquémica y otras enfermedades cardiovasculares es similar al de los varones. Las mujeres fumadoras que utilizan anticonceptivos orales presentan un riesgo de coronariopatía 10 veces superior al de las no fumadoras.
El consumo de cigarrillos puede retrasar la concepción y causar problemas en el feto. Los recién nacidos de madres que fuman durante el embarazo pesan un promedio de 200-250 g menos que los de las madres que no fuman. Los riesgos de aborto espontáneo, embarazo y parto complicados, prematuridad, muerte perinatal y muerte súbita del lactante también están aumentados. Estos efectos adversos parecen estar relacionados, principalmente, con el monóxido de carbono, aunque la nicotina puede también jugar un papel.
El hecho de fumar estando embarazada puede provocar daño en el cerebro y los pulmones en desarrollo del bebé. No es dato menor, pues dicho daño puede perdurar hasta la adolescencia[v].
Entonces, dados los graves riesgos, nos preguntamos: una omisión del médico tratante de una mujer embarazada que no advierte con detalle acerca de dichos riesgos, ¿no estaría incurriendo en un acto de mala praxis? Confirmándose esto, traería consecuencias legales para el médico.
5. ¿Por qué no tratar al paciente no motivado?
Se sabe que un 70% de los pacientes que fuman visitan al médico al menos una vez año, y un 50% a su odontólogo[vi]. La consulta no está motivada por el tabaquismo sino por otra eventual enfermedad.
Hay estrategias específicas para ayudar a los profesionales sanitarios a proporcionar intervenciones breves, que le llevan menos de 8 minutos. Este tipo de diálogo lo pueden llevar a cabo la mayoría de los profesionales sanitarios, aunque tienen mayor significación importancia en aquellos que atienden a una amplia variedad de pacientes y tienen limitaciones de tiempo (p. ej., personal médico y de enfermería, enfermería en prácticas, médicos odontólogos, higienistas dentales, terapeutas respiratorios, psicólogos, farmacéuticos, etc.).
¿Por qué los miembros de un equipo de profesionales sanitarios con una intensa actividad asistencial debería considerar prioritario tratar el tabaquismo? Los datos son convincentes:
- Los profesionales sanitarios pueden dar el puntapié inicial a un cambio de vida, incluso con una intervención mínima, que equivale a una duración inferior a 3 minutos.
- Hay relación entre la “calidad” de la intervención y el resultado del abandono tabáquico.
- Incluso si los pacientes no están preparados para hacer un serio intento de abandono en este momento, el profesional puede hacer intervenciones breves para aumentar la motivación.
- Los fumadores se plantean el abandono del tabaco influenciados por un amplio conjunto de factores sociales y ambientales (p. ej., mensajes de salud pública, cambios de políticas, mensajes publicitarios de abandono, familiares, educación, etc.).
- Hay cada vez más datos de que los fumadores que reciben consejo sanitario de abandono y tratamientos para el abandono, refieren más satisfacción con su asistencia sanitaria que los fumadores que no los reciben.
- Desde un punto de vista económico, las intervenciones sobre el tabaquismo son casi cero en gastos.
- El consumo de tabaco tiene una elevada tasa de letalidad (más del 50 % de los fumadores de larga evolución morirá por una enfermedad causada por el tabaco).
El objetivo de estas estrategias es claro: cambiar los patrones clínicos culturales y prácticos con vistas a asegurar que todo paciente fumador sea identificado, reciba consejo para el abandono del tabaco y se le ofrezcan tratamientos de eficacia demostrada. La estrategia insiste en un tema central: es esencial que todos los fumadores reciban al menos una intervención mínima en todas las visitas con profesionales sanitarios. La administración sanitaria y el profesional comparten la responsabilidad de garantizar que esto ocurra. Algunas observaciones son importantes a este respecto. Primero, aunque muchos fumadores son reacios a solicitar tratamientos intensivos frente al tabaquismo, sin embargo pueden recibir una intervención mínima en todas las visitas.
6. Conclusión
Consumir de modo crónico la sustancia tabáquica constituye una grave adicción. Los pacientes en riesgo como los que padecen el HIV, madres embarazadas y aún aquellos que son renuentes a aceptar un método para dejar de fumar, se exponen no solo a las consecuencias nefastas del cigarrillo, sino también a que el tabaco complique o paralice los tratamientos específicos del HIV, y atente al normal desarrollo del niño en su etapa intrauterina.
Las intervenciones breves de todo el personal sanitario serán de gran ayuda para superar el tabaquismo de doble consecuencia.
Y el médico que por diversos motivos que no advierte al paciente en riesgo de HIV, madres embarazadas, y otras enfermedades que aquí – en razón de brevedad- no tratamos, constituiría una grave omisión y configuraría un acto de mala praxis, no sin eventuales consecuencias legales en su propio perjuicio.
7. Bibliografía y notas
AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION, Diagnostic and Statistical Manual Mental Disorders, 5° Edition, Arlington, VA, 2013, 574-580. ISBN 978-0- 89042-554-1.
“Por qué se debe tratar el Tabaquismo en las personas que viven VIH- Sida? Revisión de la bibliografía”, en Actualizaciones en Sida, Bs. As., junio de 2011, volumen 19, nro 72: 46-51.
Tomar SL, Husten CG, Manley MW. Do dentists and physicians advise tobacco users to quit? J Am Dent Assoc. 1996; 127:259–65.
Garcìa, J. J., Compendio de Bioètica, Ed. Còrdoba, Bs. As., 2006.
[i] AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION, Diagnostic and Statistical Manual Mental Disorders, 5° Edition, Arlington, VA, 2013, 574-580. ISBN 978-0- 89042-554-1.
[ii] Agencia EFE, OMS, “Alarma por el elevado número de niños que consumen tabaco”, Diario de Cuyo, Argentina, 17-11-2021.
[iii] Agencia EFE, OMS, Idem.
[iv] “Por qué se debe tratar el Tabaquismo en las personas que viven VIH- Sida? Revisión de la bibliografía”, en Actualizaciones en Sida, Bs. As., junio de 2011, volumen 19, nro 72: 46-51.
[v] USA Department of Health and Human Services, Let´s Make the Next Generation Tobacco-Free: Your Guide to the 50th Anniversary Surgeon General´s Report in Smoking and Health, 2014. Cita del 4 de febrero de 2022.
[vi] Tomar SL, Husten CG, Manley MW. Do dentists and physicians advise tobacco users to quit? J Am Dent Assoc. 1996;127:259–65.