LA ÉTICA Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN

ÍNDICE

1. Introducción

2. Los Desafíos Éticos de la Inteligencia Artificial

3. El Marco Antropológico

4. Trabajo

5.  Relaciones Humanas

6.  El Futuro

7.  Magisterio de la Iglesia

8.  Cierre

1. Introducción

 

La Inteligencia Artificial (IA) está transformando profundamente nuestra sociedad. No es un tema abstracto, sino más bien una cuestión presente ya en diversos ámbitos. Los asistentes virtuales como Google, Siri (de Apple), Alexa (de Amazon), ChatGPT, forman parte de la vida cotidiana de buena parte de nuestras familias.

También la encontramos aplicada en diversas industrias, la producción agrícola, las propuestas de juegos virtuales, en medicina, el comercio, las finanzas, la investigación científica.

Los sistemas basados en IA, con su avance exponencial, nos sorprenden, impresionan, nos generan expectativas y asustan, todo al mismo tiempo. Aún no podemos imaginar su desarrollo, y si tiene un techo o punto de llegada.

Quiero abordar en estas reflexiones los desafíos éticos que plantea la IA desde el prisma de la antropología y la concepción que tenemos de la sociedad y el universo. En un mundo

cada vez más digitalizado, es esencial analizar cómo la IA afecta nuestra comprensión de lo que significa ser humano y cómo se relaciona con nuestras creencias y cosmovisiones.

 

 

Estamos ante una creación del talento humano, no una cuestión mágica o fatalidad del destino. Es necesario cuestionarnos acerca del lugar ocupa la persona, nosotros en concreto, ante la IA.

La Iglesia, el cristianismo, no está en contra del progreso humano o científico. Tengamos en cuenta que las primeras universidades han surgido en los monasterios e Iglesias. Además, uno de los impulsores de la teoría del Big Bang acerca del origen del universo fue un sacerdote jesuita, el físico-matemático belga Georges Lemaître (1894-1966) llamado con justicia el padre del Big Bang.

La Iglesia no es tecno fóbica.

La IA nos trae numerosos beneficios y puede contribuir aún más a nuestro desarrollo.  Hay situaciones y áreas en la que es evidente su influjo positivo: mejora de la producción de alimentos saludables y seguros, diseños de infraestructura más sustentables, fuentes de energía renovables más eficientes, diagnósticos médicos más exactos, sustitución de tareas rutinarias o peligrosas, predicciones meteorológicas, previsión frente a desastres naturales, mayor eficiencia operativa en industrias, gestión más rápida del tráfico en la vía pública, educación más personalizada, comunicación más inmediata y a disposición de  mayores sectores sociales.

Pero sin reglas efectivas y sin liderazgos éticos, hay riesgo de que la IA genere perjuicios, cree nuevas desigualdades y amplíe las ya existentes. No hace falta buscar mucho para encontrar ejemplos de sistemas basados en IA que generen situaciones injustas o que reproduzcan nuevas brechas sociales.

 

2. Los Desafíos Éticos de la Inteligencia Artificial

 

Comencemos por abordar los desafíos éticos que la IA plantea. La IA es una herramienta tecnológica muy poderosa que puede expandir nuestra condición humana y nuestra vida en común, pero también limitarla o sacrificarla.

A veces se encasilla a la ética como una disciplina teórica, o una serie de principios para ser aplicados en el ámbito de la filantropía, de las opciones individuales.

¿Cómo podemos asegurarnos de que la IA se desarrolle y utilice de manera ética para el beneficio de la sociedad en su conjunto?

Un principio que es necesario afirmar es que no todo lo que es posible hacer es bueno realizarlo.

Los principios éticos consensuados publicados por la UNESCO (a los que adhirieron 193 países), que se proponen a todos los actores y como guías de las políticas públicas a nivel regional y de cada país son los siguientes:

  • Proporcionalidad e inocuidad
  • Seguridad y protección
  • Equidad y no discriminación
  • Sostenibilidad
  • Derecho a la intimidad y protección de datos
  • Supervisión y decisión humanas
  • Transparencia y explicabilidad
  • Responsabilidad y rendición de cuentas
  • Sensibilización y educación
  • Gobernanza y colaboración adaptativas y de múltiples partes interesadas
  • Proporcionalidad e inocuidad

 

Son necesarias las regulaciones claras que incluyan estos principios y líderes éticos que las pongan en marcha a lo largo de todo el proceso desde el diseño hasta la implementación y evaluación de sistemas de IA.

 

3. El Marco Antropológico

 

Desde una perspectiva antropológica, nos enfrentamos a la pregunta fundamental: ¿Qué significa “ser humano” en un mundo cada vez más dominado por la tecnología? La creación de sistemas de IA que imitan (pero están lejos de igualar) la inteligencia humana nos obliga a reflexionar sobre nuestra identidad y nuestras capacidades únicas como seres humanos. ¿Quién decide su orientación y en base a qué paradigmas? (lo deciden las empresas conforme a beneficios económicos – no existe IA gratis – la gratuidad aparente es lo que se necesita para el entrenamiento de la propia IA).

Uno de los problemas que encontramos es que varios de los planteos en torno a la IA son de corte materialista (fue creada para esto). En este sentido pueden influir en cómo “veo” el mundo, la humanidad, el futuro, el destino…. (la IA, en teoría, se alimenta de la interacción con las personas y responden en consecuencia – por otra parte, se puede programar la respuesta). Depende de la cosmovisión en la cual nos ubicamos. Lo mismo alcanzamos a decir de la Inteligencia de cada persona. Pero en el caso de la IA estamos cayendo en la cuenta del “poder de incidencia” que tiene.

A su vez, afirmamos que son propias de la condición humana la compasión, el amor, el cuidado de la fragilidad y vulnerabilidad. Nos preguntamos ¿Cómo nos cuida la IA de la envidia, la codicia, avaricia, violencia, crueldad, discriminación? Cómo plantear las relaciones de amistad, la familia, la sexualidad, los vínculos entre los países y etnias. (totalmente influenciada por los desarrolladores y los usuarios).

 ¿Puede llevarnos a un mundo más justo, más humano? Estamos ante nuevas oportunidades y nuevos riesgos.

 

4. Trabajo

 

Uno de los grandes interrogantes se plantea en lo que hace al mundo del trabajo. La aplicación de la IA también puede sustituir a los trabajadores en algunas áreas y provocar desempleo. Según algunos estudios se calcula que unos 100 millones de empleos van a ser reemplazados por Inteligencia Artificial en este 2023, y se podrán crear 97 millones de nuevos puestos de trabajo en los próximos 10 años. He leído también que el mundo actual puede “funcionar” con el 30% de la población actual. ¿Cuál será el lugar del otro 70%?

¿La IA puede hacer algo más que acumular ganancias económicas? Productividad y rentabilidad no se identifican, y tampoco pueden ser valores absolutos. Por encima de ellos están las personas y el cuidado del ambiente.

Hay prioridades que no debemos descuidar: las personas trabajan, las maquinas funcionan. En estas disyuntivas entre el capital (incluidos los medios de producción donde la IA es uno de ellos) y el trabajo hay que procurar siempre relaciones de complementariedad. Pero también debemos afirmar el principio de la prioridad del trabajo frente al capital y al conjunto de los medios de producción, siendo estos una causa instrumental frente al trabajo que es una causa eficiente y primaria.

La Ingeniera Marita Benavente, Secretaria de Ciencia y Tecnología de la Provincia de San Juan, describió en un panel acerca de esta problemática: “la ciencia de las últimas décadas está atravesada por un impulso insaciable, infinitista, que no se detiene a preguntar por los motivos de sus acciones y que ignora explícitamente las barreras que solían delimitar el proyecto científico del siglo pasado. Una ciencia que conlleva a un desarrollo tecnológico que se apropia de manera ilimitada e irreflexiva de los recursos naturales, una ciencia que potencia la acumulación excesiva de capital en manos de unos pocos (los que dominan las nuevas tecnologías) y finalmente una ciencia que posee lazos ostensibles con los intereses del mercado y de la muerte (guerras)”. (Panel sobre “Los desafíos del trabajo hoy”, en la CGT el 27 de julio 2023)

No le podemos pedir a la IA lo que debe proponerse construir la IH (inteligencia humana). La IA no puede ser excusa para desligarnos de las responsabilidades que nos toca asumir. La cuestión es si será instrumento utilizado por quienes buscan el desarrollo integral de la humanidad, o por quienes se mueven por la ley del más fuerte. De ser así será cada vez más fuerte y rico un pequeño grupo, y más pobre y descartado la mayoría de la humanidad a la que buscarán eliminar.

¿Para qué cantidad de personas hay que pensar el mundo? ¿Y la Argentina? Es fundamental definir para cuántas personas habrá trabajo (y lugar) en las próximas décadas.

 

5. Relaciones Humanas

 

La tecnología tiene un impacto significativo en las relaciones humanas. Puede fomentar la fraternidad al conectar a personas de todo el mundo, pero también puede reducir nuestras interacciones a transacciones funcionales. ¿Cómo podemos mantener relaciones humanas auténticas en un mundo cada vez más digitalizado?

La compasión, el amor y los sentimientos son características humanas fundamentales. A medida que la IA avanza, surge la pregunta de si las máquinas pueden demostrar empatía y comprensión. Estamos bien conectados, pero cada vez más solos (FT)

La IA nos plantea una pregunta fundamental sobre nuestra relación con Dios, con la fe. ¿Cómo cambia la creación de sistemas de IA nuestra percepción de la relación entre los seres humanos y Dios? Algunos argumentan que estamos explorando y expandiendo nuestros límites, mientras que otros pueden ver esto como un desafío.

 

6. El futuro

 

La mirada acerca del futuro no es neutral, y menos ingenua. Se sustenta en un marco de valoraciones que propone (o impone) un modelo antropológico a buscar como deseable. Los que detentan el poder económico son quienes dirigen los destinos de los pueblos por encima de las decisiones políticas. Ellos también orientan y cargan los datos y reglas con los cuales debe trabajar la IA.

Es importante destacar que la IA es una herramienta y no un fin en sí mismo. En manos responsables, ella puede ser utilizada para mejorar nuestra vida y fortalecer los vínculos humanos. Por ejemplo, la IA puede ayudar a las personas mayores o con capacidades disminuidas a vivir de manera independiente al proporcionarles asistentes virtuales para realizar tareas cotidianas.

Sin embargo, para que la IA sea utilizada de manera responsable, es esencial que se desarrolle y se implemente con una consideración cuidadosa de sus implicaciones éticas y sociales.

Otro desafío es el de la privacidad y la seguridad, ya que la IA recopila y analiza gran cantidad de datos personales y de grupos, lo cual aumenta el riesgo de manipulación y violaciones a la intimidad.

También hay que considerar que este tipo de tecnología provoca un impacto importante en el sistema educativo, tanto en las formas de aprendizaje como de evaluación. Impacto que entendemos como positivo en vistas al futuro. Pero, al mismo tiempo, nos plantea una serie de dudas que nos lleva a una frontera que desconocemos. La IA nos exige caminar con cautela en este delicado ámbito.

Nos dice el libro del Génesis que la tentación de la serpiente consistió en decir a la mujer “Serán como dioses”, no corramos el riesgo de decir a las máquinas “serán como humanos”

 

7. Magisterio de la Iglesia

 

Las enseñanzas sociales de la Iglesia valoran la ciencia y la tecnología como un maravilloso producto de la creatividad humana que es donada por Dios y puesta al servicio para superar dificultades y para el buen vivir de la humanidad.

Hay pocas referencias a la IA en el Magisterio. Sin embargo, podemos mencionar algunas intervenciones de organismos cercanos al Papa. El 8 de agosto pasado el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral anunció que la próxima Jornada Mundial de oración por la Paz, que tendrá lugar el 1 de enero de 2024 será sobre la IA. La Santa Sede siempre ha promovido el uso responsable de la IA, que es más urgente en este tiempo. “Los avances en el campo de la IA están teniendo un impacto cada vez más profundo en la actividad humana, la vida personal y social, la política y la economía”. El tema del Mensaje del Papa será: “La Inteligencia Artificial y Paz”. Se destaca “la necesidad de estar vigilantes y de trabajar para que en la producción y uso de tales dispositivos no arraigue una lógica de violencia y discriminación, a expensas de los más frágiles y excluidos: la injusticia y las desigualdades que alimentan conflictos y antagonismos”.

Es imperioso, por tanto, “orientar la concepción y el uso de las inteligencias artificiales de manera responsable, para que estén al servicio de la humanidad y de la protección de nuestra casa común”, con la necesidad de extender esta reflexión ética al ámbito de la educación y del derecho.

El próximo 4 de octubre, memoria de San Francisco de Asís, el Papa publicará una segunda parte de la Encíclica “Laudato Sí”, y abordará algún aspecto de la IA referida al cuidado de la casa común. Estemos atentos a esta enseñanza.

Otro elemento a tener en cuenta es que el pasado 10 de enero, la Pontificia Academia para la Vida promovió la extensión del documento “Llamamiento de Roma por la ética de la IA”, firmado en 2020 por empresas como Microsoft e IBM, a representantes del judaísmo y del islam. El riesgo es suprimir lo humano en una especie de dictadura de la tecnología que trastorna a la propia humanidad.

 

8.  Cierre

 

Los peligros mencionados no nos deben impedir reconocer las posibilidades que nos puede brindar. Permítanme insistir en que la Iglesia no tiene tecnofobia. No obstante, es importante señalar la dificultad de establecer canales de diálogo con la teología y la filosofía.

¿Hay investigaciones sola y puramente científicas? ¿Hay algo más que materia en el ser humano? Hay corrientes filosóficas materialistas que desconocen lo espiritual y sentimental.

El funcionalismo computacional se basa en combinación de pasos matemáticos predeterminados. Es un funcionalismo reduccionista, que solamente refiere a estados físicos, sin plantear la objeción del sentido, del para qué, la finalidad.

Estamos lejos aún de que la IA pueda reproducir exactamente la IH, aunque algunas investigaciones es lo que se proponen alcanzar. Hoy sólo contamos con máquinas que únicamente operan en los escenarios para los cuales fueron programadas.

Debemos cuidar el realismo de la vulnerabilidad y fragilidad. Poner en valor la intuición, la metáfora, los sentimientos en los vínculos humanos.

La ética en la IA no es solo un debate técnico, sino una reflexión profunda sobre quiénes somos como seres humanos y cómo deseamos interactuar con la tecnología que nosotros mismos creamos.

 

 



* Arzobispo de San Juan de Cuyo

 

 

 

 

 

 

Last modified: Monday, 18 March 2024, 6:28 PM