VACUNARSE: UN ACTO DE SOLIDARIDAD
Autores: GARCÍA, José Juan1, 2, NIEVAS ROMANO, María del C1., GODOY, Martín.S1, 2, NIEVAS ROMANO, Virginia.S1.
- Fundación Centro del Corazón (CenCor), San Juan, Argentina
- Universidad Católica de Cuyo, San Juan, Argentina
ÍNDICE
1. Resumen - Abstract
2. Introducción
3. El Virus y las Vacunas
4. Producción de Vacunas
5. Un dilema: ¿vacunas contra Ómicron?
6. ¿Qué Hacer?
7. Conclusión
8. Bibliografía y notas
1. Resumen
El CoVid -19 no ha desaparecido. Hay indicios de baja de contagios, pero dada la actual guerra entre Rusia y Ucrania, ha disminuido la información de contagios y decesos. Pero la importancia de las vacunas no ha cesado. Aún hacen estragos las distintas variantes, entre ellas la menos letal y contagiosa Ómicron.
Este trabajo insiste en la necesidad de vacunarse como acto de solidaridad, y evitar la “marginalidad farmacológica”, es decir que las vacunas lleguen a todos los rincones del planeta en todas sus dosis.
Abstract
Covid -19 has not disappeared. There are signs of a drop in infections, but given the current war between Russia and Ukraine, the information on infections and deaths has decreased. But the importance of vaccines has not ceased. The different variants still rage, including the less lethal and contagious omicron. This work insists on the need to be vaccinated as an act of solidarity, and to avoid "pharmacological marginality", that is, that vaccines reach all corners of the planet in all their doses.
2. Introducción
Seguimos asistiendo a la ola de contagios de la CoVid- 19 en todo el mundo prácticamente. Ello nos estimula para pensar con amplio respiro en la necesidad de las vacunas. Fue inspirador el discurso del papa Francisco el pasado 10 de enero de 2022, pidiendo un acceso universal de las vacunas contra el CoVid- 19, siendo lo contrario un verdadero acto de injusticia. Y en ese mismo discurso el papa definió el vacunarse como un “acto de amor”. En esa misma línea, este artículo breve quiere analizar algunos puntos de rico tema de la CoVid- 19. Todos ellos exhortan finalmente a estimular la vacunación masiva, pues lo contrario es altamente riesgoso. Nos salvamos en racimo. Vacunarse es un acto de solidaridad.
3. El Virus y las Vacunas
El aumento de CoVid- 19 no da tregua. La enfermedad causada por el virus se torna endémica y se multiplican en diversos países. La variante Ómicron ingresa en la selecta lista de variantes de preocupación de la OMS. Su alta capacidad de contagio y expansión se debe a que una de las 26 mutaciones que posee en la proteína pico (spike), es decir, en la proteína que permite que el virus se 'enganche' a nuestro cuerpo, es particularmente capaz de asociarse a un nuevo huésped.
Hay motivos que llevan a no preferir vacunarse, entre ellos porque no confían en la celeridad del proceso de confección de la misma, en la calidad de las vacunas, y hasta porque hay personal sanitario que desaconseja la vacunación. Hay quienes piensan que todo esto de las vacunas es un “gran negociado” de los Laboratorios que venden un producto que no está suficientemente certificado en calidad.
Pero al mismo tiempo, los datos provenientes de Salud Pública de diversas partes del mundo nos hablan de que más del 70 % de enfermos de Covid-19 y que ocupan camas en los hospitales, son de pacientes que no han querido vacunarse[1]. Según una publicación americana[2], en Italia hay dos tercios de camas de terapia intensiva con no vacunados y un 50% de uso de otras camas comunes. “Los no vacunados tienen 33 veces más riesgos de morir de CoVid que los que recibieron la tercera dosis”, expresa al respecto el Dr. Roberto Fumagalli, director del Servicio Anestesia y Reanimación del Hospital Niguarda, Italia[3]. A diferencia de Robin Hood, compara una infectóloga, Ómicron es despiadado con los pobres –los que no tienen vacunas- y amigo de los ricos –quienes cuentan con las dosis de vacunas[4].
Las preguntas saltan a primera vista: ¿por qué esto es así? ¿Acaso no tengo derecho a no vacunarme? Sí, hay derecho, pero éstos no son absolutos. Hay derecho de la persona a no vacunarse, pero los datos dicen que de hecho, corren más riesgos que los vacunados. Habría que quedarse a trabajar en casa. Y así no enfermar o enfermarse en mayor cantidad, puesto que al ser posiblemente portadores del virus, se convierten –sin quererlo- en aliados de la enfermedad contagiosa.
4. Producción de Vacunas
Un primer problema que se suscitó en esta época de pandemia Covid-19, fue la producción misma de las vacunas. El problema afectaba en grado no menor respecto de la eticidad de la producción. Se supo, según información disponible, que parte del material biológico que sirvió para la producción de vacunas fue el extraído de algunas líneas celulares de fetos abortados hace décadas, y otras empresas que los usaron para ciertas pruebas de laboratorio[5]. Demás está decir que es moralmente ilícito servirse de fetos abortados para la producción de vacunas, sin embargo existen en este proceso diversos grados de responsabilidad. Razones de gravedad de la salud pública podrían ser moralmente proporcionadas como para justificar el uso de ese material biológico existente de años atrás. No existe una cooperación moralmente relevante entre quienes hoy usan de esas vacunas, y aquellos que almacenaron ese material biológico de fetos abortados voluntariamente. Recurrir a las vacunas, no nos convierte en cooperadores ni siquiera materiales, de hechos de suyo aberrantes.
5. Un dilema: ¿vacunas contra Ómicron?
Abordamos ahora un tema, dejándonos iluminar por Javier Sampedro, que propone una solución ante el dilema que presenta la variante Ómicron[6]. Una vacuna contra esta variante puede hacerse. Aunque la parte científica esté resuelta, la decisión de ponerla en práctica constituye un dilema empresarial, gubernamental y ético.
Las vacunas de ARN mensajero, creadas por Pfizer y Moderna, protegían del contagio en un 95% cuando fueron aprobadas. Pero eso era contra el SARS-CoV-2 original de Wuhan. La protección bajó al 87% contra la variante delta, y ha vuelto a caer hasta un modesto 33% con la Ómicron. Esta es la razón de que Ómicron cause infecciones incluso en la gente vacunada o inmunizada por haber pasado anteriormente la CoVid. Esto podría evitarse desarrollando vacunas específicas contra Ómicron, y los fabricantes llevan tiempo en ello. Las técnicas de manipulación genética permiten modificar la vacuna para dirigirla contra cualquier variante en cuestión de días. Donde había un trozo del gen de la proteína pico de la variante de Wuhan, lo sustituyen por el trozo equivalente de Ómicron y ya está el logro.
Pero ningún productor ha solicitado autorización de las vacunas anti Ómicron a las agencias del medicamento, como la FDA en Estados Unidos o la EMA en Europa. Incluso con la aceleración actual del proceso, diseñar una vacuna anti Ómicron, someterla a ensayos clínicos y producirla en masa llevaría seis meses, y nadie está en condiciones de garantizar que una nueva mutación que deje obsoleta la inyección no surja antes de eso en cualquier lugar y se propague por el planeta. La variante beta, por ejemplo, surgió en Sudáfrica el año pasado y duró dos meses. Para cuando los productores habían desarrollado vacunas anti Beta, el virus se había esfumado. Algo similar ha ocurrido con delta, esta vez porque Ómicron le ha desplazado de sus lugares habituales. Las empresas dudan ante la magnitud de unas inversiones que se pueden ir a la basura si surge una nueva variante post Ómicron, y los gobiernos tampoco están demandando el producto.
Un enfoque más seguro sería desarrollar "vacunas universales" que puedan estimular al sistema inmune a reaccionar contra muchas variantes del SARS-CoV-2. Consisten en nano partículas que llevan pegados trozos de proteínas del virus de tantas variantes como sea conveniente, o bien trozos especialmente estables, que apenas varían entre unas cepas y otras. Esta es una idea muy interesante, pero cuyos productos no llegarán antes de dos años ni en los cálculos más optimistas. Durante ese tiempo, tal vez sea conveniente producir una vacuna contra Ómicron, puesto que es probable que cualquier variante futura se base en ella.
6. ¿Qué Hacer?
La evidencia se acumula a favor de que la vacunación, con refuerzo incluido, el uso de barbijos, la sana distancia y la higiene del cuerpo son medidas imprescindibles para contener los contagios y las eventuales muertes. Sin embargo, los antivacunas se erigen en autodidactas iluminados, endogámicos y autorreferenciales. Desprecian los protocolos de investigación científica siempre abiertos a las objeciones, pruebas y contrapruebas, y privilegian comentarios un tanto domésticos y que toman distancia de las publicaciones científicas reales, con arbitraje doble ciego, y otras medidas de control y verificación.
La Pontificia Academia para la Vida, uno de los cuerpos científicos más reconocidos del mundo, y la Comisión vaticana COVID-19, han publicado, poco antes de Navidad, un nuevo llamado a una vacunación equitativa, y han denunciado el negacionismo ideológico que existe en algunos sectores que desconfían de la ciencia y apuestan por cierta mentalidad que riñe con la lógica.
Es deseable que todos nos informemos bien, pero que la solidaridad con otros a seres queridos podemos contagiar si no nos vacunamos, nos estimule a repensar actitudes individuales y ceda ante las razones de la ciencia y de la auténtica cultura de la vida. Esperamos que los creyentes, especialmente católicos, recuperen la conciencia de que la fe tiene en la ciencia a una aliada, no un rival, y que esta convicción es parte de una verdadera enseñanza en este delicado momento. Vacunarse es un acto de solidaridad, y ésta es el nuevo nombre de la paz. Nos salvamos en racimo.
7. Conclusión
Vacunas para todos. Hay que evitar en la dimensión global, la “marginalidad farmacológica”. Así, los países con más posibilidades económicas, se ven obligados moralmente, a ayudar con vacunas y otros medios, a países más débiles, que a la fecha, apenas han podido cumplir con solo el 20% de la vacunación de sus ciudadanos, como es el caso del continente africano.
El director general de la OMS expresó: “la prioridad es vacunar a cierto grupo de personas en todos los países y no a todas las personas en cierto grupo de países”[7]. Sabias palabras que no pueden caer en el olvido.
8. Bibliografía y notas
[1] Cfr. Informe de la Universidad de Stanford, enero 2022. También, La Nación, “Coronavirus: por la suba de contagios subió la ocupación de camas de terapia intensiva”, 15-01-22. Allí se dice que la mitad de los pacientes ingresados, el 50% presentaba vacunación incompleta o nula, siendo éstos los que requerían además, ventilación mecánica. El Informe proviene de la Sociedad Argentina de Terapias Intensivas.
[2] PARKER, C. – COLETTA, A., “Expertos advierten riesgos en multar a los no vacunados”, en El poste de Washington, 23-01-2022, pág. 8.
[3]Cfr. FUMAGALLI, R., “Arrivano pazienti con saturazione 80. Molti negazionisti aspettano troppo”, Corriere della Sera, 25-01-2022, pág. 13.
[4] Cfr. PETROSILLO, N., “Omicron no tiene piedad con los que no tienen vacuna”, Corriere della Sera, 27-01-2022, pág. 10.
[5] Cfr. Charlotte Lozier Institute, COVID 19 Vaccines Candidates and Abortion Derives Cell Lines, 3 de diciembre de 2020, en https//: lozierinstiute. org/update/ vaccines – Covid 19 - candidates - and – abortion - derived - cells - lines//
[6] Cfr. SAMPEDRO, J., “Vacunas contra Omicron: el dilema”, El País, 20-01-2022, pág.12.
[7] Ghebreyesus, Tedros, 18 de agosto de 2020.