PEDOFILIA

Autor: José Juan García

ÍNDICE

1. Introducción
2. Definiciones
3. El Fenómeno
3.1. La pedofilia en el mundo
4. Dimensiones Sico-Sociales
4. 1. ¿Y el Narcisismo?
5. Dimensiones Éticas
6. Conclusión

 

  1. Introducción

El abuso sexual a personas menores es una triste realidad. Ha existido desde siempre, aunque según las diferentes épocas históricas, ha asumido significados diversos. El crecimiento de la actividad delictiva en torno a menores, sobre todo cuando tienen a éstos como objetivo y no como autores, es un síntoma del malestar ético de nuestra cultura. Nos preocupa y desafía, y quisiéramos ver desaparecer este fenómeno del horizonte de nuestro tiempo. Ello convocará lo mejor de nuestras energías educativas, prevenciones y estrategias. Convoca también a la ciencia bioética, pues concentra saberes en torno a este hecho que amenaza la calidad de vida infantil y todo su futuro.

No por obra del azar hay más de quinientas asociaciones y organizaciones en el mundo de carácter pedófilo. Para más, la Asociación Psichiátrica Americana y algunas ramas de la europea –especialmente la que responde al inglés Richard Green- sostienen que la pedofilia deba ser cancelada del elenco de las disfunciones mentales y que los mismos argumentos que han justificado la cancelación del DSM-IV de la homosexualidad, valdrían también para la pedofilia.

Juan Miguel Petit, relator especial de la ONU, en su informe de febrero de 2002, ante la Comisión de Derechos Humanos, expresó: “Tras el descubrimiento del HIV, la demanda de niños cada vez más jóvenes para la prostitución no ha dejado de crecer. Sus agresores ya no son sólo pederastas sino también personas que consideran que las relaciones sexuales con los más jóvenes comportan un riesgo menor. Suponen que las personas más jóvenes tienen menos probabilidades de haber contraído el virus al haber tenido menos relaciones sexuales y según algunos informes, en determinadas culturas persisten los mitos de que las relaciones sexuales con una persona virgen o con un niño curan la infección por el HIV/SIDA en la persona mayor”.

Ante tamaño desafío, que brotan de la fragilidad y la corrupción ética, de la maldad y la ignorancia, la clase médica, política y dirigentes sociales y religiosos, no puede quedar pasiva. Por ello es que abordamos en este trabajo la cuestión de la pedofilia. Articulamos la tarea en tres momentos. El primero, parte de las varias definiciones existentes. El segundo, el fenómeno actual, hasta configurar cuasi una ideología y finalmente, la dimensión ética del problema, con algunas pautas y orientaciones seguras.

  1. Definiciones

El término pedofilia proviene de las palabras griegas pàis y philia y significa literalmente “amor por los niños”. En 1986 el Consejo de Europa ha propuesto la definición de los abusos: “Los actos y las carencias que turban gravemente el niño, atentan a su integridad corporal, a su desarrollo físico, intelectual y moral, cuyas manifestaciones son el descuido y/o las lesiones de orden físico y / o psíquico y /o sexual de parte de un familiar o de otros que tienen a su cuidado el niño”.

Señalamos ahora algunas definiciones tomadas de la literatura de los últimos años al respecto.

  1. Kempe dedicó muchos esfuerzos al estudio del tema. Propuso esta definición: abuso sexual es el envolver a niños y adolescentes, sujetos inmaduros y dependientes, en actividades sexuales que ellos no entienden todavía completamente, y en las que aún no pueden consentir con total conciencia o que son de tal modo que violan tabúes vigentes en la sociedad acerca de los roles familiares1.

“Cualquier acto sexual que incluya la exhibición de los genitales sin contacto físico, caricias y besos a los genitales o penetración” (Ogato et altri, 1990).

Besten (1991) para definir el abuso sexual retiene que se deben verificar los siguientes factores: a) el abuso sexual es siempre una forma de violencia física y/o psicológica en modo tal de no dejar expresar el consentimiento o el rechazo; b) el abusador proviene normalmente de un ambiente familiar; c) el abuso disminuye el desarrollo equilibrado del niño; d) el abuso suele arrastrarse por años y no es un caso aislado e) delimitar con precisión los confines existentes entre un gesto natural y un abuso es de difícil gestión para un extraño. Son los niños quienes advierten en primer término el momento en el que tiene inicio la explotación de sus cuerpos; f) el abuso explota la sinérgica combinación entre poder autoritario del adulto y dependencia de los niños.

Steinhage (1992) en una definición clara dice que “emerge siempre una situación de abuso sexual toda vez que un adulto se acerca intencionalmente a un niño con el propósito de excitarse o apagarse sexualmente”.

Finalmente, la definición de Welch y Faiburn (1994) de abuso sexual: “Cualquier experiencia sexual con compromiso del contacto físico, hecho contra la voluntad, y que comprendiese el ser tocado o ser obligado a tocar al abusador en cualquier modo de tipo sexual, comprendido el sexo oral y la relación sexual completa forzada (estupro)”.

Con estas definiciones tenemos ya un panorama completo de lo que se entiende por abuso sexual de menores.

“La cuestión de si la seducción y la amenaza, la creación de temor y de esperanza, son equivalentes a la violencia coactiva se plantea en la filosofía cuando se pregunta si las acciones que se realizan bajo tales influencias son libres o no”2. El insigne filósofo dirá luego: “hay que hablar de violencia, de coacción, cuando la intervención en un actor quiebra su unidad consigo mismo, la unidad de su voluntad”3.

La pedofilia es siempre, al menos al principio, aunque latente siempre, una violencia injusta, una distorsión del querer, un abuso desde la superioridad al menos de edad.

Veamos otro aspecto: ¿es la pedofilia una realidad menor, una realidad que apenas afectaría a pocos? ¿Hay marcos teóricas que justifiquen de algún modo la pedofilia? ¿Se trata de una patología de las pulsiones o instinto o de una desviación psicosocial? ¿Hay relación entre la personalidad narcisista y el pedófilo? No pensemos que las preguntas son vanas ni las dicta la fantasía. Estudiemos lo que pasa, que al decir del filósofo Julián Marías, es siempre algo que nos pasa.

  1. El Fenómeno

3.1. La pedofilia en el mundo

Con la aparición de Internet, paulatinamente el comportamiento pedófilo ha asumido el triste rostro de un fenómeno de masa, constituida por redes y comunidades variadas y distantes entre sí, pero ligadas por un interés común de explotación.

La pobreza, la indigencia o la miseria no pueden ser esgrimidas como excusa para la explotación sexual comercial de los niños, aunque de hecho la marginalidad, la exclusión y la pobreza son factores que contribuyen a ello. También son factores la desintegración familiar, la poca o mala educación, la conducta sexual masculina irresponsable, las prácticas tradicionales nocivas y el tráfico de niños.

Estos factores exacerban la vulnerabilidad de niños y niñas frente a los delincuentes que buscan usarlos con fines de explotación sexual comercial.

“Existen 552 organizaciones y asociaciones de ´reivindicación´ del derecho de los pedófilos (entre los cuales 12 son italianos) desde 1995 al 2003; han aumentado vertiginosamente en un 200%; 5680 sujetos que cotidianamente escriben en los Forum y BBS especializados para elaborar una estrategia planetaria de aceptación de los pedófilos y del consenso del niño”4.

Aunque sea difícil de creer, existen 3 asociaciones religiosas que intentan “reelaborar una teología del pedófilo”; 5 asociaciones de mujeres pedófilas “para manifestar universalmente el amor a las niñas sin vergüenza y con delicadeza”; 10 Agencias virtuales de “consultas y sostén jurídico y psicológico a los pedófilos”; 1 radio on line para la pedofilia libre; 3 bases de datos on line de estudios e investigaciones “para la aceptación de la condición de los pedófilos y de su orientación sexual”; 5 sitios cartoons de producción y divulgación; 2 revistas pedófilas internacionales; 5 libros escritos apologéticos de la pedofilia; 2 sitios especializados para la producción de remeras, gadget, banner, pro causa pedófila; 1 agencia periodística pedófila; 3 celebraciones anuales por el orgullo pedófilo y la jornada del boylove day; 5 portales ´madre´ de recepción de nuevos adeptos; 62 siglas de individuación; 5 Chat y Webring.

¿Qué significa todo esto? Sorprende a primera vista. Sin lugar a dudas constituye un desafío para toda la humanidad. No podemos dejar las cosas así, que sucedan por fuerza del pecado. Los números revelan una estructura semejante a una cuasi cultura o ideología. No sabemos con precisión el ligamen entre la explotación sexual de los niños y la pedopornografía, y la tecnología al servicio de esta cuasi ideología, pero seguramente quien profundice este vínculo pérfido, tendrá mucho que investigar.

¿En qué ambientes se da la pedofilia? En un 97 % de los casos, provienen de las familias. En un 2% de los ámbitos escolares. El resto de lugares varios e incluso de lugares religiosos y deportivos. La inmensa mayoría abusada pertenece al sexo femenino (casi un 80%).

Se trata de abusos que a veces se configuran como episodios temporáneos, pero en muchos casos el abuso se desarrolla por largos años, sin que los niños tengan la capacidad del “salir del silencio” y relatar lo que sin culpa sufren. El temor al castigo, a quedarse sin alimentos o casa o protección, los intima y permanecen largo tiempo en este cruel sufrimiento5. Son raros los casos en los que la revelación del abuso es contada a los profesionales de la salud en el primer coloquio: en la mayoría de los casos se da a distancia de tiempo, incluso cuando pasan meses de diálogo y confianza creciente6.

Pensar que las relaciones sexuales con un niño reduce los riesgos de contagio del SIDA u otras enfermedades venéreas, es no saber que precisamente la fragilidad fisiológica de un niño en pleno desarrollo los hace especialmente vulnerables a enfermedades de transmisión sexual.

Otro mito es creer que un niño “rejuvenece” al adulto, llegando incluso al extremo de asignarle al sexo con niños propiedades curativas de la virilidad dañada: una suerte de reafirmación de la masculinidad. Una doctora en Historia que trabajaba en Burundi para un organismo internacional, nos contaba detalles escalofriantes de este mito presente aún hoy en África.

Otra razón de la demanda pedófila es de índole económica. Un país en crisis, en situación emergente, intenta generar mucho turismo, y de modo colateral, expone también las torpes formas de turismo sexual de menores.

Por todos es sabido que hay cuatro formas de expresión y concreción del mercado del sexo con niños, y por ello no trataremos este punto en detalle. Esas cuatro formas son: la prostitución infantil, la pornografía infantil, el tráfico de niños y el turismo sexual pedófilo.

Es tarea del Derecho fijar el límite de edad de la niñez. Sobre el particular hay consenso internacional que dice que la niñez llega hasta los dieciocho años de edad. Así lo expresa el art. 1º de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, asumida por varias Constituciones. También en la Constitución Nacional Argentina.

Según un informe de la UNICEF de julio de 2006, alrededor de un millón de niños y adolescentes en el mundo son absorbidos todos los años por el comercio sexual, víctimas inocentes sometidos a un riesgo que amenaza sus vidas7. No está de más recordar que en agosto de 2003, la Argentina aprobó el Protocolo Relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños en la Pornografía, documento que complementa la Convención de los Derechos del Niño y donde se señala claramente que todo Estado parte deberá castigar ese delito con penalidades adecuadas a su gravedad. De reciente creación también en el Ministerio del Interior de la Argentina, la Brigada Niños y Niñas, constituidos por asistentes sociales y psicólogos, además de un grupo de policías federales, cuya misión es recorrer las calles de la ciudad de Buenos Aires (Plaza Once, Plaza Constitución, calles del Bajo Flores) para combatir la prostitución infantil, mediante la disuasión del eventual cliente y de la orientación de la víctima. El acento está puesto en el cliente, o sea, en la persona que esta apunto de cometer el delito o al que lo cometió y se le labra un acta por violar una contravención, lo que representa una entrada policial. Después se informa al Departamento de Delito de la Policía del Menor, que depende de la Policía Federal. Desconocemos las cifras precisas de abusos, pero todo indica un progresivo crecimiento de este mal.

  1. Dimensiones Sico-Sociales

La Sagrada Escritura nos muestra una evolución que va del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento. En la historia de Israel, los niños eran amados y educados por sus padres, pero tratados con cierta lejanía y una autoridad paterna muy marcada. El ideal era llegar a ser adulto, trabajador, y se esperaba del niño que lo llegase a ser.

En una visión de síntesis, la Sagrada Escritura ofrece tres puntos de vista sobre la infancia8. La mirada desde los adultos, desde los padres y desde el punto de vista mesiánico.

Desde los adultos: en una organización netamente masculina, el niño poco cuenta pues no puede asumir responsabilidad. Cuando el rey David ordena hacer el censo, no se interesa por los niños. Le interesa saber el número de “los hombres de armas, que manejan la espada” (2 Sam 24, 9).El libro de los Números adopta la misma actitud. (Nm 1, 17-45). El libro del Éxodo precisa que no son contados los niños (Ex 12, 37). Incluso cuando en los Hechos de los Apóstoles hablan del creciente número de los cristianos (Hc 4,4) mencionan a hombres y mujeres pero no a los niños.

Diversa es la mirada desde los padres: el niño es intensamente amado por los padres; es una bendición, un don de Dios (Gn 4, 1; 29, 31). Cuando un niño cae enfermo, sus padres se desviven por su salud (cfr. 2 Sam 12, 15ss). En las épocas de los reyes, el profeta Elías devuelve a la vida el niño de una viuda (1 Re 17, 17ss.). La ternura del padre por su hijo viene usada comúnmente como punto de parangón para expresar la ternura de Dios por su pueblo (Is 49, 15; Jer 31,9).

Desde la mirada que ofrece el punto de vista mesiánico: para poner fin a la opresión que ejercen los poderosos de este mundo, Dios se servirá de un niño. Mateo muestra en su evangelio que se cumple el oráculo del profeta Isaías, que anuncia el nacimiento del Emmanuel (Mt 1, 23= Is, 7, 14), y muestra que el pequeño niño nacido de la Virgen María posee la soberanía, dado que algunos magos venidos de oriente se postran delante de él y le ofrecen su tesoro (Mt 2, 1.11).

La predilección de Dios por sus hijos los niños, llegará a ser fuerte en la predicación de Jesús, a tal punto que es necesario “ser como niños” para entrar en el Reino de los Cielos (Mt 18, 2-4). Dios es el escudo defensor de los niños violados y ofendidos: “Guardaos de hacer caer en el mal a uno sólo de estos pequeños que creen en mí, sería mejor para él que le ataran una soga en el cuello y lo arrojasen en el mar” (Mt 18, 6).

Hay que decir que el abuso sexual de niños no es una mal sólo de nuestro tiempo. Sólo recientemente ha sido adecuadamente identificado, diagnosticado y considerado un mal moral que ha de ser punido jurídicamente.

La mitología griega nos deja amplia documentación sobre el abuso sexual a niños. Zeus era insaciable en sus apetitos sexuales, satisfaciendo sus deseos eróticos con su sobrina Talia, o su hermana Demetria y otras jóvenes. Hay también relación incestuosa de Edipo con la madre y de Fedra con el hijo de Teseo.

En la cultura griega existía el infanticidio y los niños no eran sujetos de derechos. No habría que extrañarse si los niños eran abusado sexualmente para la gratificación de los adultos.

Para la misma época, el incesto era ampliamente practicado en Persia, donde venía visto como algo deseable y conveniente desde el punto de vista educativo.

Los romanos oficialmente prohibían el incesto sobre la base que habrían restringido los contactos sociales de la familia. Pero los poderosos y nobles podían permitirse ignorar ciertas leyes. El emperador Justiniano tuvo que tomar drástica posición respecto a los homosexuales pedófilos, a través de la castración y la exhibición pública del delincuente.

  1. 1. ¿Y el Narcisismo?

“La civilización del bien-estar consumista ha sido el gran sepulturero histórico de la ideología gloriosa del deber. A lo largo de la segunda mitad del siglo, la lógica del consumo de masas ha disuelto el universo de las homilías moralizantes, ha erradicado los imperativos rigoristas y engendrado una cultura en la que la felicidad se impone al mandamiento moral, los placeres a la prohibición, la seducción a la obligación”9. La ética permisiva y hedonista, al vaciarse de contenido, pierde de horizonte al sujeto personal, considerándolo mediocosa y nunca fin o valor en sí. Todo se rinde ante el deseo sin límites, y a veces la misma medicina le tributa culto10.

De acuerdo a estos trazos sobre ciertos aspectos narcisistas de nuestra sociedad occidental, coincidimos con el filósofo cuando expresa que “el estado de la naturaleza de Hobbes reencuentra de este modo al final de la Historia: la burocracia, la proliferación de las imágenes, las ideologías terapéuticas, el culto al consumo, las transformaciones de la familia, la educación permisiva, han engendrado una estructura de la personalidad, el narcisismo… Si (ello) representa un nuevo estadio del individualismo, hay que plantear que se acompaña de una relación inédita con el cuerpo, el tiempo, el afecto, etc”11. En el narcisista la búsqueda del placer queda pervertida12, pues intenta gratificarse no en lineales y sanas relaciones interpersonales sino en la conflictiva elección de objetos de placer que minan su identidad, lo centran en sí mismo y lo desintegran. La soledad narcisista es pérdida de la capacidad personal de relacionarse con el otro13, rechazando al partner adulto que es exigente de reciprocidad. El repliegue en el ámbito privado le ofrece más que el público, que es inseguro, amenazante y ajeno. La realidad es aceptada si ayuda a engrandecer su imagen. Le atrae la belleza y el amor imaginario y piensa explotar esa situación14. El derecho de los demás casi no existe.

En este cuadro de situaciones, la mirada del narcisista o su tensión de satisfacción sexual hacia el otro, encuentra una materia predispuesta para la provocación o actitud pedófila. El menor es débil y frágil, de ambiente casi familiar, cercano, no exige. Allí está la presa disponible donde el trastorno encuentra en no pocos casos, su objeto de gozo malsano. La cultura narcisista se convierte sin saberlo, en un plano inclinado hacia las perversiones y entre ellas la pedofilia. No hay identidad entre lo uno y lo otro, pero sí hay disposición y cercanía de fragmentos.

  1. Dimensiones Éticas

Es una mentira en términos absolutos el afirmar que así como para el amor no hay edad, para el sexo tampoco. En realidad, para el ejercicio maduro, estable y responsable de la sexualidad humana, don de Dios, sí hay edad. Y esto no se dice precisamente desde la infancia o la adolescencia.

Todo pedófilo es un individuo que somete a otro, con engaño y violencia. Ha de ser tratado sicológicamente de su mal, y mientras tanto no queda más remedio que su encarcelación para poner en resguardo a la sociedad.

Hacia fines del siglo XIX (1880), comienza un movimiento en EE. UU con el fin de proteger el niño de la crueldad de los adultos y también de los padres. La primera legislación data de inicios del siglo XX. En 1962 un grupo de pediatras descubre el “battered child sindrome”, o sea, el síndrome del niño maltratado. Evidentemente había serias sospechas de los pediatras que ciertas huellas violentas en los niños no eran fruto del azar sino de ultrajes. Desde los años ´70 tomó incremento la cuestión y algunos grupos feministas, dado que las víctimas preferentemente eran niñas, ayudaron a focalizar e internacionalizar el problema. Hoy, la mayoría de las legislaciones mundiales combaten este delito y penalizan proporcionadamente el abuso. Es más, ha crecido favorablemente una “sensibilidad” en torno al cuidado de la infancia, que puede constituir un signo de los tiempos. Hay sintonía con los valores evangélicos, sin duda. Ni siquiera el trabajo infantil es hoy tolerado, como un siglo atrás se lo estimaba. La conciencia de que la niñez es territorio de la familia, del juego y de la escuela, conoce un incremento benéfico en gran parte –la mayoría- de la sociedad.

El tema se vuelve particularmente doloroso cuando compromete a religiosos y sacerdotes. El fenómeno se ha manifestado en torno a los años ´80, cuando el “Nacional Catholic Reporter” hizo público la noticia de un sacerdote pedófilo, el padre Gilbert Gauthe, de la diócesis de Lafayette, Louisiana. La diócesis tuvo que pagar por el resarcimiento de daños a las víctimas por un total de más de 10 millones de dólares15. Años más tarde, en el 2002, se verificó el hecho escabroso de sacerdotes y religiosos americanos envueltos en el escándalo de la pedofilia. Pronta fue la respuesta de la Iglesia. Los Obispos americanos dieron referencia de los hechos a la Santa Sede de cuanto había sucedido. De gran importancia es el discurso de Juan Pablo II a los participantes de la reunión interdicasterial con los Cardenales de los EE. UU., en el que manifiesta profundo dolor al saber que sacerdotes y religiosos, cuya vocación es la de ayudar a vivir a las personas una vida santa, han sido fuente de sufrimiento y escándalo para los jóvenes. “El abuso que ha causado esta crisis es un error según todo criterio y es justamente considerado un crimen para la sociedad; es también un pecado horrendo a los ojos de Dios. A las víctimas y a sus familias, donde sea se encuentren, expreso mi profundo sentido de solidariedad y preocupación”16.

El mismo Pontífice, durante la XVII Jornada Mundial de la Juventud de Toronto, les decía: “El daño hecho por algunos sacerdotes y religiosos a personas jóvenes o frágiles, llena a todos nosotros de un profundo sentido de tristeza y de vergüenza. Pero piensen en la gran mayoría de sacerdotes y religiosos generosamente comprometidos, cuyo único deseo es el servir y hacer el bien”17. Más adelante el Papa con voz firme asegura: “La gente debe saber que en el sacerdocio y en la vida religiosa no hay lugar para quien podría hacer el mal a los jóvenes”18.

También el Papa Benedicto XVI en un discurso a los obispos irlandeses decía a propósito: “En el ejercicio de vuestro ministerio pastoral, en los último años, han debido responder a muchos casos dolorosos de abusos sexuales a menores. Estos son todavía más trágicos cuando los realiza un eclesiástico. Las heridas causadas por estos hechos son profundas, y es urgente la tarea de recomponer la confianza y la fe cuando éstas han sido lesionadas. En vuestros esfuerzos continuos de afrontar en modo eficaz este problema, es importante establecer la verdad de lo que ha sucedido en el pasado, tomar todas las medidas en vistas a evitar que se repita en un futuro, asegurar que los principios de la justicia sean plenamente respetados y, sobre todo sanar las víctimas y todos aquellos que son golpeados por estos crímenes anormales. El óptimo trabajo y el generoso esfuerzo de la gran mayoría de los sacerdotes y de los religiosos en Irlanda no deben ser oscurecidos por las transgresiones de sus hermanos”19.

Hemos de decir que, además de los ámbitos escolares, deportivos y familiares, cuando la pedofilia se da en ámbitos religioso, no solamente compromete a la Iglesia Católica. Hay que mirar las cifras de los abusos en EE. UU. o Irlanda por ejemplo, donde lamentablemente también se han dado el fenómeno de los abusos en comunidades protestantes, ortodoxos, judíos y musulmanes.

Cobró interés público la noticia proveniente de Francia. El Presidente Nicolas Sarkozy propuso medidas drásticas, objeto aún de debate parlamentario, a raíz del caso de la violación de un niño de cinco años por parte de un hombre de 61, poco tiempo después de haber salido de la cárcel, donde un médico, en Caen, le había recetado Viagra. Esta persona ya tuvo condena por tres violaciones a niños en otras ocasiones. ¿Qué medidas piensan tomar? Crear un “hospital cerrado”, sólo para ese tipo de delitos, que estará listo en 2010 en la ciudad de Lyon. Además se declaran contrarios a la reducción de penas para este tipo de delitos. Otra medida, más problemática y que seguramente debería ser objeto de detenido análisis es que el Presidente de Francia se muestra partidario de la “castración química” de los pedófilos que acepten hacerse curar20. Esta medida drástica debería conocer un estudio más sereno, y en el eventual caso de hacerse (ultima ratio), debería siempre contar con el consentimiento informado del sujeto, nunca de por vida (temporario), con el consenso de la sociedad por medio de una ley, y aún así, no deja de ser una cuestión abierta para la bioética y el bioderecho. Sobre esto último no nos expedimos todavía, pues es objeto de detenido estudio que escapa al presente trabajo.

Lo cierto es que para combatir con decisión la pedofilia es necesaria una estrategia política y cultural, contra los individuos y los grupos de poder que sostengan la perversión y explotación de los menores.

  1. Conclusión

Quisiéramos concluir con una hermosa expresión de Benedicto XVI: “Una educación verdadera debe suscitar la valentía de las decisiones definitivas, que hoy se consideran un vínculo que limita nuestra libertad pero que en realidad son indispensables para crecer y alcanzar algo grande en la vida, especialmente para que madure el amor en toda su belleza; por consiguiente para dar consistencia y significado a nuestra libertad”21. Sí, se trata de modo preventivo, de educar a los niños y a los adultos en torno a la dignidad irrenunciable que ostenta cada persona humana. Se trata de educar para la paz y los valores, educar en las virtudes humanas y cristianas. Todo niño es imagen y reflejo de la bondad de Dios, de la ternura del Padre. Todo niño es un privilegiado del Reino de Dios, amado infinitamente por Jesús. Es persona humana con todo su haber en perspectiva de futuro. Todo en el es mañana. En la base de comportamientos pedófilos existe una grave inmadurez afectiva y sexual. El pedófilo alimenta el temor de no estar a la altura de un partner sexual adulto. El narcisismo predispone ampliamente a esta bajeza.

Proteger el superior interés del niño es tarea de toda la sociedad. De ahí brota en el fondo, la absoluta inmoralidad de esta violencias a la intimidad de niños y adolescentes.

 

NOTAS

[1] Cfr. R. KEMPE- C. H. KEMPE, Le violenze sul bambino, Armando ed., Roma, 1980.

[2] SPAEMANN, R., “Moral y Violencia”, en Höffe, O. - Isense, J., Panorama de Filosofía Política, Konrad Adenauer Stiftung, Tubinga-Bonn, 2002, pág. 274.

[3] SPAEMANN, R., Ibidem, pág. 276.

[4] DI NOTO, F., Voz “Abuso Sessuale di Bambini (Pedofilia)”, en Enciclopedia di Bioetica e Sessuologia, a cura di G. Russo, Editrice ELLEDICI, Torino, 2004, pág. 11.

[5] Cfr. GIUFFRÉ, T., “La Pedofilia. Aspetti biomedici, psicologici, pedagogici, morali e teologici”, Edizione Pensa Multimedia, Lecce, 2008, págs. 174-176. Una síntesis de esta obra-manual, la encontramos en Rivista di Teologia Morale 163 (2009) 465-471.

[6] Más detalles, leer el interesante artículo SALVIATO, C. – CONDINI, A., “Veritá psicologica e veritá giuridica: alcune riflessioni cliniche in caso di supporti protettivi nell´ascolto del minore abusato”, en Imago 4 (2000) 380. Tenemos a disposición en nuestro Instituto de Bioética varias publicaciones de esta Revista Imago, particularmente sensible a la cuestión abuso de menores.

[7] Cfr. “Brigada contra la prostitución infantil”, diario La Nación 24-06-2007, pág. 28.

[8] La reflexión sigue en este punto a VANHOYE, A., “Il bambino nella Sacra Scrittura”, en Dolentium Hominum 9 (1994) 38-42.

[9] LIPOVETSKY, G., Le crépuscule du devoir. L´éthique indolore des nouveaux temps démocratiques, Paris, 1997, pág. 52.

[10] Ver el interesante art. de BELLIENI, C., “Il dibattito in Bioetica: salute e benessere. Una definizione nuova”, Medicina e Morale 4 (2009) 743.

[11] Ibidem, pág. 69.

[12] BÉJAR, H., El ámbito íntimo. Privacidad, individualismo y modernidad, Madrid, 1988, pág. 211.

[13] Ibidem, pág. 213.

[14] Cfr. AA., Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Barcelona, 2001, pág. 802.

[15] Cfr. RUSSO, G., “Aspetti morali della pedofilia presso sacerdoti e religiosi”, en revista Itinerarium 35 (2007) 103.

[16] JUAN PABLO II, “Discorso ai partecipanti alla riunione interdicasteriale con i Cardinali degli Stati Uniti d´America” , 23 aprile 2002.

[17] JUAN PABLO II, Omelia alla Messa per la XVIIª Giornata Mondiale dei Giovani,Toronto, 18-7-2002.

[18] JUAN PABLO II, Ibidem.

[19] BENEDICTO XVI, Discorso ai vescovi Della Conferenza Episcopale di Irlanda in Visita Ad Limina, Roma, 28-10- 2006. Para profundizar este tema, puede leerse también el interesante documento de la Conferencia Episcopal Suiza, “Abusos Sexuales en la pastoral. Directivas para las Diócesis”, 5-12-2002. Ha tenido lugar en Roma por este delicado problema, una reunión de Obispos Irlandeses con Benedicto XVI en febrero de 2010.

[20] CORRADINI, L., “Pedofilia en Francia”, diario La Nación, sección Exterior, martes 21 de agosto de 2007. En marzo de 2008, algunos candidatos al gobierno de España han sugerido la misma medida. Muy recientemente en la ciudad de Mendoza, Argentina, se ha propuesto la misma idea.

[21] BENEDICTO XVI, Discurso “La Emergencia Educativa”, Roma, viernes 22 de junio de 2007. Agencia Zenit.org. También en L´Osservatore Romano, ed. española, 27-10-06, pág. 10.

¿Cómo citar esta voz?

Sugerimos el siguiente modo de citar, que contiene los datos editoriales necesarios para la atribución de la obra a sus autores y su consulta, tal y como se encontraba en la red en el momento en que fue consultada:

García, José Juan, NUEVAS CONSIDERACIONES EN TORNO A LA PEDOFILIA, en García, José Juan (director): Enciclopedia de Bioética.

Última modificación: Monday, 6 de July de 2020, 13:35